Fuente: El Heraldo de Aragón
Es la fuente de energía de moda: barata, respeta el medio ambiente -aunque no faltan algunas voces críticas- y tiene un enorme potencial para generar empresas y puestos de trabajo. La biomasa lleva varios años de expansión por todo el país y Aragón no se ha quedado atrás.
Según el Observatorio Nacional de Calderas de Biomasa, ya hay 1.345 de estas instalaciones en la Comunidad, con una potencia total acumulada de 113,2 MW. Desde la asociación de este sector, Avebiom, aseguran que estos datos la sitúan en “una posición intermedia en el contexto nacional”. Según su portavoz, Juan Jesús Ramos, “Aragón tardó en entrar pero ya está a la altura de los demás”.
El funcionamiento de estas calderas se basa en la quema del conocido como ‘petróleo verde’, que no es otra cosa que recursos forestales, tanto residuos de explotaciones agrícolas como madera en sí misma (ramas, podas, rastrojos, pellets…) para generar energía por combustión o por transformación en otro tipo de combustible sustitutivo de los fósiles habituales.
Un sistema energético en auge en casi todos los niveles de consumo. En el doméstico, el Observatorio refleja más de 800 calderas instaladas en Aragón. “La mayoría son instalaciones en viviendas unifamiliares, aunque existe un buen número de instalaciones en comunidades de propietarios localizadas en Zaragoza, que es la tercera capital de provincia con más calderas, después de Madrid y Salamanca”, explica Ramos.
De igual forma, cada vez está más presente la combustión de biomasa para uso industrial. La Comunidad cuenta en la actualidad con más de 350 calderas en este sector que aportan una potencia de 86,7 MW,especialmente destinados a las explotaciones agrícolas y ganaderas. Pero también a hoteles, casas rurales, refugios o balnearios (en total superan el centenar de instalaciones) o incluso en locales comerciales. “El sector alimentario está bien representado con bastantes panaderías, industrias cárnicas, secaderos de jamones, fábricas de pienso, almazaras…”, comenta el portavoz de Avebiom.
Incluso el sector público se está incorporando a la moda. Existen 20 residencias de mayores en funcionamiento con biomasa y una de estudiantes, 26 colegios y un instituto, así como dos piscinas y seis polideportivos, 23 edificios para la administración y gestión (ayuntamientos y dependencias municipales) y 46 edificaciones para servicios educativos, culturales, sociales y lúdicos.
En busca de materia prima
Ante una demanda tan creciente, en los últimos años han proliferado las iniciativas empresariales en el sector, que no ha parado de crecer y generar puestos de trabajo, todavía con un gran potencial de desarrollo. El problema, como explica Luis Solsona, responsable del Observatorio de la Biomasa de Aragón, es que “ahora mismo ya no hay materia prima para todos”.
A su juicio, “el sector empieza a parecerse al del ladrillo, está muy tensionado porque mucha gente se ha lanzado al verlo como una oportunidad de futuro con márgenes muy grandes de beneficios” pero con una “regulación deficiente”.
Solsona considera que “compradores hay, el mercado español crece de forma continua y el extranjero también, hay mucho recorrido pero no hay un acceso a las materias primas en condiciones”.
Entre otros motivos, porque Aragón apenas aprovecha el 5% de las casi 600.000 toneladas de recursos forestales que genera la Comunidad al año. Además, “buena parte de las licitaciones que pone en marcha el Gobierno de Aragón se las llevan empresas de otras comunidades autónomas”, lamenta Solsona.
El resultado no es otro que un progresivo encarecimiento de esta energía que, precisamente, está en auge por el ahorro económico que supone frente a otras opciones tradicionales como el gas o el gasoil. Se estima que para producir la misma cantidad de calor, dos kilos de pellet (unos 60 céntimos) equivalen a un litro de gasoil (en torno a 1,3 euros).
Biomasa de sarmiento
De ahí que sean fundamentales iniciativas como la anunciada este mes. Un centro energético que se ubicará en Cariñena producirá por primera vez biomasa con el sarmiento de las cerca de 14.500 hectáreas de viñedo que componen esta denominación de origen zaragozana. Se trata de un proyecto de economía circular impulsado por el Clúster de Energía y Biomasa –una organización integrada por distintas empresas del sector energético– al que se han sumado catorce municipios del Campo de Cariñena y la Diputación de Zaragoza.
Por ahora se ha comenzado a acumular la materia prima –las raíces y las cepas –, y se prevé que este centro integrado se ponga en marcha en el primer trimestre de 2015.
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