Fuente: renovableshoy.com
El sistema de calentamiento del agua por energía solar, y por extensión, de calefacción para el hogar, constituye el más ecológico y limpio de todos cuanto se utilizan para uso doméstico.
Entre ellos, ha ganado terreno la energía solar térmica, que, a diferencia de la energía solar fotovoltaica que había sido la más extendida hasta el momento, no produce electricidad, sino que se emplea directamente para generar calor, calentando el agua. A la par que ser cuidadoso con el medio ambiente, el sistema es bastante económico ya que se integra en el conducto de calefacción de la vivienda al producir agua caliente sanitaria, pero en ningún momento se genera electricidad.
En cuanto al sistema en sí, podemos decir que está formado por diferentes módulos que tienen cada uno una función específica. Entre ellos, está el captador solar térmico, diseñado para captar la radiación solar y transformarla en energía térmica. Aunque hay diferentes modelos de captadores solares térmicos, a grandes rasgos se define como un sistema de placas o tubos tras un acristalamiento, que están rellenos de un fluido termoconductor o de agua, los cuales producirán el calor que proviene de la radiación solar que incide durante el día. También se incluye un sistema de acumulación de calor, formado por diferentes fluidos termoconductores o bien un depósito de agua caliente que está aislado térmicamente, y que se calienta por un fluido termoconductor para su uso doméstico. Lo más importante para que este sistema funcione correctamente es aislar el depósito lo mejor posible para evitar las pérdidas de calor.
En cuanto a la capacidad que pueden albergar estos depósitos, varía en función de las necesidades de cada instalación, pudiendo llegar hasta los quinientos litros, aunque lo habitual es rondar los trescientos, de los cuales se puede obtener el agua caliente sanitaria necesaria para alimentar el sistema de calefacción doméstico. Sin embargo, es imprescindible tener en cuenta que una instalación de estas características no podrá cubrir al cien por cien las necesidades energéticas de la casa para un sistema de calefacción individual, aunque si tiene un buen rendimiento podrá sobrepasar el cincuenta por ciento e incluso llegar al ochenta por ciento. Por tanto se hará necesario un complemento energético adicional, como electricidad, gas o gasoil para mantener la temperatura adecuada cuando haga falta. Aun así, el ahorro económico se hace evidente.
En cuanto a los sistemas de calefacción actuales que utilizan el agua caliente principalmente encontramos radiadores y suelo radiante. Los primeros utilizan grandes cantidades de agua caliente a más de 45 ºC durante todo el día, aunque como la época en la que más se utiliza es cuando los rayos del sol menos inciden, se necesita de energía complementaria, como se ha señalado anteriormente.
En la calefacción mediante suelo radiante la energía solar se aprovecha en mayor medida, ya que el agua que circula por las tuberías del subsuelo no llega a los 30 ºC y, por lo tanto, se necesita menos energía para calentarla. Además, la distribución del calor mediante este sistema es mucho más rápida y fácil, porque se dispersa uniformemente por el suelo y el calor sube a la superficie por convección natural.
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